Boyle Heights se rehúsa a ser otra vÃctima de la gentrificación

Este vecindario mexicano de Los Ãngeles está en el ojo de inversionistas, pero sus pobladores dicen que harán todo lo posible por no ser desplazados.

ariachi toca su intrumento en Mariachi Plaza en Boyle Heights. La gente de la vecindad está preocupada que la cultura del lugar se disminuirá con la gentrificación. ROBYN BECK/AFP/Getty Images
Cada residente de Boyle Heights tiene su propia idea de cuándo empezaron los cambios en la vecindad.
Genaro Ulloa, maestro en la escuela CALÓ Youth Build, rastrea las problemas a la crisis económica de 2008, cuando la burbuja inmobiliaria reventó y el mercado inmobiliario se transformó en un caos. Pero sus estudiantes, dice él, se han dado cuenta de los cambios hace poco, entre 2011 y 2013.
“La primer cosa que han notado es la presencia de gente nuevaâ€, dice Ulloa. “Vienen a clase y me dicen ‘¡Señor Ulloa, vimos a un gringo!’â€.
Asà empieza este proceso: poco a poco, gente nueva —casi siempre con mayores niveles de ingreso y muchas veces blancos no hispanos— se empieza a mudar a una vecindad históricamente pobre y latina o afroamericana. El valor de las propiedades empieza a subir por la nueva demanda, lo que a su vez hace que suba la renta de la gente que ya vivÃa ahÃ. Desarrolladores inmobiliarios comienzan a comprar propiedades y construir nuevos complejos de apartamentos o centros comerciales, atrayendo aún más gente adinerada a mudarse al lugar.
En un cuestión de dos o tres años, la vecindad parece irreconocible a la gente que nació ahÃ. Pierden sus casas y sus negocios, y por no tener de otro, se van.
En Boyle Heights, un vecindario a cinco minutos del centro de Los Ãngeles, estas señales han estado comenzando a aparecer con frecuencia, en lo que parece ser la etapa inicial de un poderoso cambio demográfico en un barrio tradicionalmente latino. Gente nueva se está mudando al barrio. Las rentas están subiendo. Algunos negocios latinos tradicionales están cerrando y la gente del barrio está comenzando a ser desplazada.
Y, frente a esto, grupos de activistas en el área han comenzado una ardua lucha . Quieren proteger su vecindad de los procesos de la gentrificación que han dañado a vecindades por todo Estados Unidos.
Esto no es nuevo (como podemos ver en este artÃculo de 1987), pero lo que sà marca una diferencia aquà es que, quizás como nunca antes, varios miembros de la comunidad están decididos a hacer lo que sea necesario para evitar ser desplazados
Defender a Boyle Heights, cueste lo que cueste
“Las activistas en Boyle Heights recientemente reconocimos que, por mucho tiempo, hemos estado negociando nuestra propia derrotaâ€, dice Magally Miranda, miembro de la coalición Defender a Boyle Heights y residente del barrio.
La coalición es una nueva asociación de varios grupos de la vecindad que buscan detener la gentrificación, y que también representan un cambio de estrategia a una más urgente y más agresiva. “Antes, pensábamos en la gentrificación como algo inevitableâ€, dice Miranda. Sin embargo dicen que ahora están dedicados a defender al barrio por cualquier medio. “Hasta ahora, nuestros medios han sido no violentos. Pero sà han sido agresivosâ€. Miranda se refiere a los acciones de Servir al Pueblo, un grupo que se ha comenzado a hacerse conocido en los ultimos meses por varias protestas agresivas contra la gentrificacion. Enviaron duros mensajes a un agente inmobiliario que estaba invitando a un tour de la vecindad, prometiendo “delicias artesanales†a los que atendÃan. “Ojalá que alguien se asfixie comiendo tus delicias artesanalesâ€, dijeron en uno de estos mensajes. Persiguieron a estudiantes de UCLA que estaban recorriendo el barrio hasta que se fueron. Y, junto con la jazz band de la escuela secundaria Roosevelt (ubicada en el vecindario) protestaron una ópera móvil llamada Hopscotch, que se estaba en un parque local llamado Hollenbeck, causando que el grupo huyera y se cancelara el concierto. Â
#Repost @mcmhandles Join us this Saturday at Mariachi Plaza for the #EastsideMuralRide. We’ll be visiting some of the most iconic murals in #boyleheights & #EastLA. Event details in our bio link. #bikela #bikemonth #murals A photo posted by Ovarios Del Barrio (@ovarian_psycos) on
Son métodos que claramente expresan rabia, y generan controversia en la vecindad, según Miranda, especialmente con la gente mayor. Pero, al menos entre los activistas, dice el maestro de escuela Genaro Ulloa, sus acciones son más que justificables.
“Los procesos de la gentrificación son perfectamente legalesâ€, dice él. “Hay muy poco en el sistema legal que nos pueda proteger. Hacer esta estrategia, pidiendo que un grupo de artistas se vaya de nuestro parque, por ejemplo, es hacer una declaración moral. Es decir: ‘quizás no te debes sentir cómodo en nuestra vecindad. Quizás no te debes sentir autorizado a vivir en cualquier lugar que quieras’â€.
Ulloa y Miranda dicen que se están combatiendo a las fuerzas del capitalismo y eso requiere protestar fuertemente y sin conceder nada. Ninguna nueva persona ni negocio les parece bien, si representan un cambio de lo que existe ahora. Y en eso divergen de otros grupos comunitarios en el área que se dedican a esta causa.
Desacuerdos entre activistas
Defender a Boyle Heights y las organizaciones dentro de ella no son los únicos que están peleando la gentrificación en el barrio. También existe la East Los Angeles Community Corporation (ELACC, por sus siglas en inglés), que ha luchado por evitar el desplazamiento de la población en Boyle Heights desde 1996.
En 2012, esta organización inauguró el llamado Hotel Mariachi, luego de restaurar un edificio que era patrimonio histórico, pero que estaba en mal estado. Ahà se ofreció vivienda accesible, pero el resultado no agradó a todos.
Según el Los Angeles Times, algunas familias explicaron que las rentas del nuevo espacio no eran tan bajas como se habÃa prometido. Resultó que ELACC calculó mal algunas de las rentas necesarias para vivir en el hotel. La organización hizo lo que pudo para asegurar que gente se pudiera mudar ahÃ, incluyendo nuevas negociaciones de la renta.
Pero en 2015, ELACC otra vez se encontró en el medio de una controversia. La organización decidió construir un nuevo complejo de apartamentos accesibles en la esquina de 1st y Soto llamado Cielito Lindo, el cual requerirÃa la demolición de otros departamentos en el área, desplazando a docenas de inquilinos. La organización activista Unión de Vecinos en Boyle Heights estaba fuertemente en desacuerdo con el desarrollo y el desplazamiento de los inquilinos.
ELACC y Unión de Vecinos (junto con muchos de los grupos en Defender a Boyle Heights), tienen un desacuerdo fundamental sobre el desarrollo de viviendas accesibles, y el rol que juega en el proceso de la gentrificación.
“Muchos desarrolladores dicen que las viviendas de renta controlada no son viviendas accesibles. Pero sà sonâ€, dice Leonardo Vilchis, director de Unión de Vecinos. “Cuando estás tratando de construir nuevas viviendas accesibles, vas a tener que demoler casas con control de alquilerâ€.
Y el problema con las viviendas accesibles es que, en Los Ãngeles, la renta está medida usando el ingreso medio de todo el condado, no del barrio. Cuando se toma en cuenta todo Los Ãngeles, éste es de 55,870 dólares, pero al tener en cuenta sólo Boyle Heights el ingreso medio es de 34,136 dólares.
“Yo conozco a una mujer que se mudó a su casa aquà en 1962. Está pagando 600 dólares al mes, porque vive en una vivienda con control de alquilerâ€, dice Vilchis. “Si demuelen su casa, ella recibe dinero para la reubicación, pero su renta va a estar a 900 o 1,200 dólares. Ella tiene un ingreso fijo. ¿Cómo va a alcanzar? La estamos mandado a una crisis por querer construir viviendas accesiblesâ€.
En vez de hacer esto, deberÃan dejar a los inquilinos tranquilos, dice Vilchis. El desarrollo no se justifica en Boyle Heights si no pueden garantizar la asequibilidad al barrio entero y derecho de retorno para todos los desplazados.
Isela Gracian, directora del East Los Angeles Community Corporation, no está totalmente de acuerdo sobre el efecto de las medidas de ELACC. “Nosotros tenemos departamentos de tres cuartos que se rentan a 1,200 dólares al mes. En el barrio entero, esa renta, para algo más pequeño, es de unos 1,500 dólares al mes por lo menos. En nuestros edificios pagan menos que en el barrio en generalâ€, dice ella. Además Gracian explica que hacer el desarrollo de viviendas accesibles no es la única manera en que ELACC pelea contra la gentrificación. También educan a los inquilinos a saber sus derechos, y ayudan a gente que están siendo desalojados de sus casas.
“Todos tenemos nuestra propia estrategiaâ€, dice Gracian. “Pero cuando trabajamos juntos, y comunicamos, con todas nuestras estrategias, hay más éxito en el movimiento que tratamos de hacerâ€.
En eso, Vilchis sà está de acuerdo.
“Al principio, sà tuvimos muchas problemas [con la propuesta para construir Cielito Lindo]. Después de que hablamos todos y expresamos nuestras preocupaciones, pudimos conciliar y hacer algo mejor para los inquilinosâ€, dice él.
Pero, más allá de una u otra estrategia, hay algo claro: la gentrificación es una fuerza poderosa, respaldada por el mercado y extremadamente difÃcil de detener.