November 21, 2013

Guerreras de Pico Gardens

Residentes alzan su voz para transformar complejo habitacional de Boyle Heights

Jorge Morales Almada,  La Opinion

Estar sentadas en el patio de la casa era algo que, en la década de los 90, Daría, Delmira y Lourdes simplemente no podían hacer en el complejo de vivienda pública Pico Gardens, ubicado en Boyle Heights.

“Pues por las balaceras que había, mucha pandilla”, dijo Lourdes Albarrán, quien ha vivido en Pico Gardens desde hace 28 años.

“Antes teníamos miedo salir; antes ellos (los pandilleros) tenían el poder en esta comunidad, pero ahora somos nosotros”, recalcó doña Daría Núñez, quien en 1987 llegó a este vecindario, que ahora luce agradable y tranquilo.

“Tenemos muchos años luchando, porque antes había mucha violencia, las calles estaban sin pavimento y había mucha oscuridad. Estos cambios son resultado de la unión de la gente que quiere vivir bien”, agregó Delmira González, residente de más de tres décadas.

En este complejo habitacional administrado por la Autoridad de Vivienda de la Ciudad de Los Ángeles (HACLA) y que se ubica a la orilla de la Autopista 101 sobre la salida de la calle Cuarta, este grupo de residentes, mujeres en su gran mayoría, ha alzado su voz para para transformarle la cara al vecindario.

Ha sido una voz muy combativa por lo que ya las han empezado a identificar como: “Las Guerreras de Pico Gardens”.

Doña Daría Núñez explicó que el apelativo proviene de una reunión que tuvieron el mes pasado con las autoridades de HACLA, ante la amenaza que hay de privatizar la administración de Pico Gardens.

“Les dijimos que éramos unas guerreras, como comunidad, que íbamos a pelear por nuestros derechos, y de ahí empezó”, mencionó.

Y al parecer el mote no les ha quedado grande, ya que la presión que han ejercido como residentes, ha servido para conseguir alumbrado publico, pavimentación, escuela de verano, rehabilitación de areas verdes, campanas de limpieza y alejar a los delincuentes.

También han logrado establecer un programa llamado “Camino Seguro”’, mediante el cual los residentes, vestidos con playeras verdes, se colocan en las esquinas para vigilar que los niños lleguen seguros a sus casas o escuela.

Maria Martinez, quien hace ocho meses llegó a vivir a uno de los 296 departamentos de Pico Gardens, dijo que no hay comparación con el proyecto de Jordan Downs, en el área de Watts, donde vivió por 11 años.

“Allá está feo, a cada rato hay balaceras y robos, aquí es muy diferente, está tranquilo, se vive a gusto”, mencionó.

En la esquina donde actualmente opera el Centro Juvenil de Tecnología de Boyle Heights antes había un hotelucho, una licorería y una cantina, pero gracias a la insistencia de los vecinos ante los concejales en turno, se logró que la ciudad comprara el terreno y construyera el centro educativo, comentaron “Las Guerreras”.

“Para que nos pusieran pavimento en la calle Clarence, tuvimos que estar insistiendo, siempre les recordábamos; llegó un momento en que hasta me decían que le iban a cambiar el nombre a la calle para ponerle Delmira”, dijo la señora González.

Un día, en señal de protesta, las residentes de Pico Gardens formaron una cadena humana en la calle para que les pusieran topes después de que una niña muriera al ser atropellada por un auto.

La más reciente batalla que enfrentan “Las Guerreras de Pico Gardens” es para evitar que la administración del complejo habitacional sea privatizado, porque temen que las rentas se disparen como ocurrió en Pueblo del Río, un “proyecto” de vivienda también a cargo de HACLA.

“Una señora de ahí nos contó que ella pagaba $400 dólares de renta y ahora está pagando $1,200”, comentó la señora Lourdes Albarrán.

HACLA cuenta con 14 conjuntos habitacionales que renta a familias de escasos recursos, cobrando el 30 % de los ingresos familiares.

Los residentes atribuyen esos cambios a la colaboración de organizaciones como Dolores Mission, Proyecto Pastoral, Unión de Vecinos y L.A. Voice, entre otros.

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